28 dic 2009

MUSA

Podríamos divagar horas y días
profundizando en la función
místico-mágica de la poesía
pero creo que nadie mejor
que el gran maestro. R. Graves,
 para este menester,
pues por muy grandes y elocuentes
que fueran mis palabras
no serian sino un leve bosquejo de las suyas











R. Graves (la diosa blanca)


«¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?» es una pregunta no menos acerba porque la hagan con insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. Pero «en la actualidad»? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la respeto a los dones de la mujer; ahora es un recordatorio de que no han tenido encuenta la advertencia, han trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a sus congeneres. La «actual» es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. En la que. la serpiente, el león y el águila, corresponden a la carpa del circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica de conservas; el caballo de carreras y el lebrel a las pistas de apuestas; y el bosquecillo sagrado al aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como«personal auxiliar del Estado».
En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad
y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad

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